*Artículo escrito por una viajera brasilera.
Vivir en otra ciudad ya es un gran cambio. Más aún si se trata de otro país. Y si te toca Buenos Aires, entenderás que los porteños tienen sus propias costumbres y que, por más que al principio resultan extrañas, con el tiempo uno comienza a apreciarlas y luego las incorpora a su vida cotidiana.
Reunirse con un amigo para tomar un café o a hacer una pausa con un compañero para buscar un vaso de agua son situaciones cotidianas, pero ¿beber de la misma taza? En la Argentina toman mate, un ritual de camaradería en el que se toma agua caliente con yerba de un mismo envoltorio con un sorbete llamado bombilla. Y, como todo ritual, tiene muchas reglas para aprender: una sola persona es la que lo sirve (denominado “cebador”), la ronda se mueve en sentido contrario a las agujas del reloj y decir “gracias” significa, en código, que no querés más.
En un principio, el sabor puede parecer demasiado amargo (hay quienes le agregan azúcar) y la situación bastante extraña al ver que todos comparten el mismo mate. Sin embargo, con el tiempo los visitantes entienden que se trata de un momento de amistad que excede al sabor en sí mismo y que representa el enorme valor de compartir.
¿Cómo saludás a alguien que acabás de conocer? ¿Y a un colega de trabajo cuando llegás a la oficina por la mañana? Tal vez la respuesta sea “con un apretón de manos” o con un breve “buenos días”. En muchas partes del mundo, los besos y abrazos están reservados para los amigos más cercanos y la familia, pero en Buenos Aires todos se saludan con todos de esta manera, ya sea con su abuela, su gerente o el maestro de la escuela de sus hijos.
A los hombres en particular les suele resultar extraño saludarse entre sí con un beso en la mejilla. Recuerdo una vez cuando un amigo vino a visitarme a Buenos Aires, que salimos a comer y después de la cena quiso agradecerle al camarero por el buen servicio. Al tenderle la mano, el mozo lo arrastró hacia él. y le plantó un chupón en el cachete. ¡Bienvenido a Buenos Aires!
Podrías pensar que hablás español, pero si lo hiciste en España, México o en cualquier otro lugar, entonces te llevarás una sorpresa. El “porteño” es algo completamente diferente. Debido a los diversos orígenes de los inmigrantes que llegaron a Buenos Aires (particularmente de Italia), de las influencias indígenas y de la prevalencia del lunfardo, la jerga porteña tiene un acento muy distintivo e incluso se refieran de manera peculiar a determinados elementos de la vida cotidiana.
“Che” para llamar la atención de alguien, “boludo” para hablar de manera informal, “re copado” (con acento en la “r”) para aquello que es muy bueno y “ortiva” para el aburrido. Si lo empleás al pie de la letra, es probable que para el final del día un local te responda: “¡Che, ya sos un porteño más!”.
Si ya probaste el mate y te pareció amargo, ¡esperá a probar el Fernet! La bebida alcohólica más popular de la Argentina y la más elegida en fiestas y boliches en Buenos Aires es una antigua mezcla de hierbas italianas, servida con cola y hielo. Se puede tomar en vasos personales o en uno grande (y en este caso, claro, se comparte entre todos).
Es probable que la primera vez que pruebes el Fernet reacciones con una mueca. “Parece como un enjuague bucal. ¿no?”, exclaman algunos. Al principio vas a agregarle mucha cola pero con el tiempo empezarás a apreciar su sabor hasta que se convierta en tu primera opción de trago para disfrutar de la noche porteña.
Seguramente pensás que ya conocés lo que es una barbacoa y que sabés cómo hacerla. Lo cierto es que si venís a Buenos Aires vas a descubrir el asado argentino y aprenderás una nueva forma de arte culinario. Acá reinan los cortes enteros de carne, morcillas, chorizos y mollejas. Esta costumbre no se limita a la temporada de calor: se mantiene cada semana durante todo el año.
El fuego se enciende temprano (un par de horas antes de comer) y la carne debe cocinarse lentamente sobre las brasas, mientras los comensales toman algo, pican unos quesos y salamines y charlan sobre la vida. Una vez que lo hayas experimentado, nunca más considerarás que unas pocas hamburguesas endebles sobre una parrilla desechable puede llamarse “asado”.
¿Sos de cenar a las 18, tomar una copa a las 20 y dormirte a las 23? ¡Olvidate de eso! En Buenos Aires, el término “vida nocturna” se lo toman muy en serio. La mayoría de las personas cenan alrededor de las 21 o 22, salen a tomar algo a la medianoche y se dirigen al boliche a las 3 de la mañana para bailar hasta las 7 AM.
Así que siempre asegurate de descansar un poco antes de la cena. Y recordá que si un grupo de amigos queda en reunirse a las 10 PM, ¡probablemente seas la primera persona ahí si llegás antes de las 11!
Incluso si venís de Europa, es posible que te sorprenda la pasión que inspira el fútbol en la Argentina. Si venís de EE. UU. o de Australia, ya directamente te vas a deslumbrar. Los gritos de gol de unos y los lamentos de otros son clásicos de los domingos por la noche.
Por supuesto que vengas de una nación entusiasta del fútbol o no vas a tener que decidir a qué equipo argentino alentar. ¡Nada mejor que un fin de semana futbolero en Buenos Aires!